31 dic 2009

Rajoy cocinando caridad

Lo que faltaba: Mariano de cocinilla.
En estos días de Navidad, de consumo, despilfarro y comilonas queda bien compadecerse de los pobres. Se cumplen dos funciones a la vez: sentirse ricos, sobrados, manifestando que han otros, los necesitados, que están por debajo y, a la vez, compadecerse de ellos, anulando la posible culpabilidad por comer y gastar demasiado.

Los pobres -¡qué lista es el hambre!- también aprovechan esta situación y piden más estos días.

Las cadenas televisivas antes también hacían programas-espectáculo para mendigar entre la audiencia, que así podía hacer pública su generosidad. Su objetivo real: aumentar el número de espectadores. Pues bien, Mariano ha ido a la beneficencia, a un centro de acogida de Madrid, de caritativo. Le han puesto un mandil y un gorro blanco y ha hecho un pote gallego –gallego, cómo no!-, que ha repartido entre los menesterosos, Eso sí, rodeado de cámaras.

Mi vecino, que no aguanta y enseguida se pone nervioso, me invade la casa resoplando:
-No tiene vergüenza, más vale que reparta su paga extraordinaria… ¡Vaya forma rastrera e hipócrita de hacer política!...Si estoy allí le hincho a tomatazos y huevos podridos…
Aunque no es necesario que grite, mi vecino tiene razón: Esto es populismo barato, demagogia, ha ido a hacerse la foto. ¡Mariano oliendo vapores! ¡Lo que tiene que hacer para ganar las elecciones!

No hay comentarios:

Publicar un comentario