9 ene 2009

El "Nadal" para Maruja

A Maruja Torres le han otorgado el premio Nadal.

Maruja por lo que se ve, se le oye decir y por lo que se le lee, parece una persona entrañable, próxima, -¡bueno, bueno!-, transparente, natural, lista, inteligente, redacta muy bien, su expresión es fluida y no agobia, ni cansa.

Busca la polémica, porque quiere poner las cosas en “su” sitio, en el de ella. Intuyo que en ciertos momentos es mandona y dispuesta a cortar por lo sano. Es aguijón, sarcástica, chincha y provoca.
Lo ve todo desde su perfil izquierdoso, a saber, los del PP son “hijos de puta”, condenó a la sedación a Esperancita, cuando la polémica de las sedaciones en un hospital madrileño, los israelíes son “nazis”, se declara antisionista, a Bush le zarandea con frecuencia, etc. Pertenece al “rojerío”.


Sus filias por los árabes le llevó a vivir a Beirut, aunque dicen que más bien fue por el enamoramiento alocado de un “moro” musulmán.

Se manifiesta como intrépida reportera, pero no de primera línea, sino de retaguardia. Tiene mucha imaginación, es creativa, dispuesta a idear lo irreal. Capaz de todo, no tiene prejuicios, ni escrúpulos, pero es ingeniosa, entrañable y también frívola.

Es de esas mujeres, que para compensar un pasado dependiente se empecinan en ser fuertes, autosuficientes, con o sin hombres, de las que no comparten. Los hombres son accidentales, de usar y dejar. Orgullo y soberbia picantes.
¿Marujita, marujona? Accidental, como los hombres. Lo importantes, la escritura.

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