24 nov 2009

Unos okupas y un juez

En julio de 2008 una pareja que volvía de vacaciones a su casa se encontró okupado el domicilio, que les había alquilado la Generalitat , a través del Patronato de la Vivienda. Los usurpadores habían cambiado la cerradura y puesto su nombre en el buzón. Los domicialiados legalmente buscaron la protección de los Mossos, que con melsa acudieron a mediar, más que a echarlos, porque no tenían mandato judicial. Los indignados dueños pusieron demanda y se metieron en trámites judiciales.
Un año después los ladrones siguen okupando la casa, mientras que los dueños pagan otro piso en alquiler y la luz, gas y comunidad del piso okupado. Los ladrones de la casa han tirado mobiliario y la casa se está deteriorando.
El juez no desahucia a los ocupantes, porque no tienen medios.
Ahí pasa algo: o la ley está mal o no la aplica el juez o la aplica mal, o los Mossos no sirven para nada o el Patronato de la Vivienda es inútil o el juez hace apología del robo o es cómplice o deja de aplicar la ley por piedad y caridad hacia los okupas…
La solución: ¿no irse de vacaciones, echarlos a tiros, reocupar la vivienda en un descuido de los actuales ocupantes…? Lo que sí es evidente: que no funciona el estado de derecho.
Un deseo: que al juez y a los Mossos les okupen su vivienda .
Otro gallo cantaría.

El PSOE hizo una fiesta

El último fin de semana el PSOE convocó a afiliados y simpatizantes, unos 4000 asistentes, según ellos mismos, a un mitin doméstico. El caso es que resultó ser un circo-comedia-show-opereta. Una mala copia de la parafernalia americana. Hubo entradas triunfantes de los líderes en “plan colega” con vaqueros y sin corbata, saludos interminables a los fieles, fervientes borregos, grandes pantallas, mucho colorido rojo, confeti…
El PSOE se autoaplaudió, cogió confianza, se miró en el espejo. Mucho continente, poco contenido; mucha arena, poca cal; mucho ruido, pocas nueces; forraje, no cebada. Chulería, triunfalismo y narcisismo.
Nuevo formato en el PSOE, nueva puesta en escena, el último grito, despliegue espectacular, algarabía ruidosa. Montaje. A Goebbels, ministro de propaganda nazi, manipulador de “los media”, se le hubieran puesto los ojos como platos.
El contenido del mitin: el tópico “la economía sostenible”, quedó en nada. Zapatero estuvo a punto de levitar
Seguro que el PP, en permanente encefalograma plano, copiará el acontecimiento, como copió Soraya de las “ministras vogue”, poniéndose en “magrillas”.
Pero “el bigotes” ya no tendrá la oportunidad de corromper a los “peperos” para que le concedan la organización del evento.
En las próximas elecciones no voten.

8 nov 2009

La caída del Muro de Berlín

Era la noche del 12 al 13 de agosto de 1961. Sin previo aviso, en sólo aquella noche se construyó todo el llamado “muro de Berlín”, excepto una pequeña parte. La operación estuvo fuertemente vigilada por 5.000 miembros de la policía fronteriza alemana, 5.000 miembros de la Volkspolizei y 4.500 miembros de las brigadas socialistas, además de tropas soviéticas, listas para un posible combate en el lugar. Todos los medios de transporte entre ambos Berlines quedaron cortados. Según el propio Ministerio de Seguridad Nacional, en la primavera de 1989 el muro estaba formado por: 41,91 km de muro de una altura de 3,60 m., 58,95 km de muro prefabricado de una altura de 3,40 m., 68,42 km de alambre de espino con una altura de 2,90 m., 161 km de calles iluminadas, 113,85 km de vallas, 186 torres de vigilancia, 31 puestos de control. De la frontera de 156,4 km de Berlín Oeste, 43,7 km colindaban con Berlín Este y 112,7 km con Potsdam, 64 km de del recorrido estaban en áreas edificadas, 32 km en zonas boscosas, 37,95 en descampados y 37,95 km en ríos y lagos. Se le llamó “El Muro de la Vergüenza” ¡Qué locura!
Nunca se supìeron los detalles de las instalaciones, bajo secreto militar. Las tropas fronterizas guardaban silencio, porque podían encontrarse con un agente de la Stasi, policía secreta. Cualquiera que se interesara por las instalaciones del muro se arriesgaba, al menos, a ser arrestado y condenado a prisión por planificación de evasión. Además, estaba prohibido visitar la zona sin una autorización especial.
El muro se mantuvo en pie 28 años y 26 días hasta el 9 de noviembre de 1989. Nada menos que 270 personas perdieron su vida, intentando pasarlo. En el fondo, la caída del muro se debió a la política de reestructuración (perestroika) y de transparencia (gladsnot) del sistema comunista de la URRS, llevada a cabo por Gorbachov, presionado por el acelerón armamentista durante la presidencia de Reagan, que la URSS no podía soportar por el déficit económico y tecnológico que arrastraba.
Mientras que para la URSS, los Estados comunistas del este de Europa eran una carga, para estos la presencia y tutela de la URSS era una imposición. El COMECON, intento de integración económica, hacia aguas frente al dinamismo, desarrollo y expansión de la Comunidad Europea (CE) en Europa Occidental. La teoría e ideología que sustentaba el sistema comunista en los países del este se contradecía con la dura realidad. A principios de los años 80 el comunismo resultaba insostenible. Gorbachov abrió una nueva perspectiva hacia un comunismo distinto, decidió no intervenir en asuntos internos de los países de su bloque, dejó la puerta abierta a los que se quisieran ir y como consecuencia estos países quedaron, por un lado, liberados, pero, por otro, desprotegidos. Empezaba el “Sálvese quien pueda”.

En la República Democrática Alemana (RDA), al contrario que otros países, que suspiraban por abandonar el comunismo, su dirigente, Honnecker, no quería innovaciones, que si quería la población. Los alemanes del Este y sus dirigentes se separaban por momentos. Los dirigentes de Alemania del Este quedaron solos, huérfanos, sin el respaldo de la URSS, pero también sin el respaldo de sus propios ciudadanos.
Los alemanes del este, como los habitantes de otros países comunistas, empezaron a emigrar a Occidente, pero, al contrario que ellos se lo impedía el muro. La asfixia de los alemanes occidentales aumentó sus ansias de huída. La solución fue hacerlo a través de la frontera entre Hungría y Austria. Catervas de alemanes abandonaban Alemania del Este…

Cuando el 9 de noviembre las autoridades anunciaron que no habría restricciones a la emigración, muchas personas fueron hacia el muro, los guardías abrieron las puertas de acceso a Alemania Occidental y posibilitaron el paso.
Las radios y televisiones dieron la noticia y miles de personas franquearon el muro sin problemas. Los alemanes de ambos lados se abrazaron y los bares próximos ofrecieron cerveza gratis. La euforia se apoderó de Berlín. Todo el mundo pudo ver en tiempo real lo que ocurría.
Ocho meses después Roger Waters con la participación de van Morrison, Scorpions, Faithfull, The Band, Bryand Adams y otros conmemoraron el acontecimiento con un espectáculo.

Hoy ya es pasado, pero 1989 quedará como una fecha, que marcará periodos históricos en el futuro

7 nov 2009

Sabino Fernández Campo

Creo que Sabino Fernández Campo fue un permanente y sagaz observador, que analizaba, estructuraba, procesaba lo que percibía y sacaba conclusiones acertadas, concretas, ajustadas y prácticas. Estuvo en el “justo medio”, fue equitativo y prudente. Tuvo claro lo que tenía que decir y hacer, lo que tenía que aconsejar y, como los inteligentes, era sibilino, sin que se notara. Su interlocutor, si era listo, le entendería, pero si era incompetente, sería mejor no hablar.
Tenía habilidad al aconsejar, mandar u obedecer. También tuvo fallos.

¿Cómo decirle a un rey que ha actuado mal, sin que se enfade y cómo decirle que ha hecho algo bien sin adularle?
Sin duda era más listo que el rey. Prueba de ello las veces que estuvo al “quite”, cuando Juan Carlos estaba a punto de meter la pata.
Se comunicaba con SM de tal forma que SM se sintiera superior, sin serlo. Subía o bajaba la autoestima del rey y la ponía en el escalón adecuado, sin provocar suspicacias.
Sabino era inteligente El rey le destituyó cuando se dio cuenta que era más listo que él, cuando se sintió inferior y surgió la enemistad, la animadversión. Juan Carlos no le quería cerca y tuvieron que echarle. Por sorpresa, según Sabino.

Fue Sabino quien paró el 23-F. Este acontecimiento, además de las conspiraciones, rivalidades y enfrentamientos de “alta política”, arrastró una rivalidad y competencia entre el propio Sabino y Armada. Ambos conocían bien al rey y sabían sus alcances, ambos aspiraban a “aconsejar”, a mandar en Juan Carlos. Armada pretendía, además, mandar en todos los españoles.
Sabino salió vencedor y Armada vencido. El fracaso del 23-F colocó al primero como juez y al segundo como reo. Sabino no se ensañó, pero si hubiese triunfado el golpe, Sabíno hubiera sido el “malo” y Armada el “salvador” de España, porque Juan Carlos hubiera seguido siendo el rey triunfara o no el golpe. El monarca, por su parte venía diciendo: “A mí que me lo den todo hecho”, sin darse cuenta de que, si triunfaba el golpe, su mandato como rey sería breve y habría acabado como su abuelo y su cuñado, el griego, en el exilio

A principios de los años noventa, Sabino Fernández Campo, cometió uno de sus errores reconocidos: comprar unas cartas del Rey sobre un amor adolescente para evitar que se publicaran. Fernández Campo envió de intermediario a Jaime Peñafiel, que impidió en aquel momento que aquellas cartas de don Juan Carlos I, en su etapa de cadete, a una chica se hicieran pública entonces. Pero no consiguió que tiempo después Peñafiel sacara un libro y las cartas salieran a la luz.

Sobre la salida de Fernández Campo se dijeron muchas cosas, algunas discrepancias fueron conocidas. Uno de sus grandes disgustos reconocidos por el jefe de la Casa Real fue la publicación de una biografía autorizada por el Rey del extrovertido periodista Vilallonga, que años después haría célebre su teoría de la "conspiración republicana".

En junio y agosto de 1992 se produjo el gran estallido cuando el diario "El Mundo" publicó en portada una información sobre una supuesta relación extramatrimonial del Rey. La fuente de aquella noticia nunca estuvo clara. ¿Mario Conde, Jesús Cacho, el propio Sabino como un "aviso" para que el Rey cuidara más sus andanzas? A partir de este momento las relaciones entre el monarca y Sabino no fueran las mismas. .Fue destituido a los dos días de una entrevista del rey con Celine Scott, contra el parecer de Sabino. Echaron a Sabino y pusieron a Almansa y después a Aza.

Así lo cuenta “El Confidencial”:

“Por qué echaron a Sabino de Jefe de la Casa Real”
Corría el mes de junio de 1992. El Mundo se atrevió a reproducir una información aparecida en la revista francesa Point de Veu y en la italiana Oggi sobre los devaneos de don Juan Carlos con la decoradora mallorquina, Marta Gayá, estrechamente ligada al Rey durante muchos años, como todo el mundo sabe. Hubo escándalo por todo lo alto e indignación real en la misma proporción. El Rey llamó a su amigo Giovanni Agnelli, al magnate italiano propietario del Grupo RCS y máximo accionista también de Oggi.
Y cuentan que el Rey pidió la cabeza de Ramírez y Agnelli se mostró muy dispuesto a servírsela en bandeja de plata. Lo salvó in extremis el banquero Mario Conde, entonces presidente de Banesto e intimo amigo del Monarca. A cambio, Pedro J. Ramírez tuvo que confesarse en Palacio. Pedro J. llegó a La Zarzuela a los postres de un almuerzo que el Rey compartía con el propio Conde y con su intendente, Manuel Prado y Colón de Carvajal. Y allí confesó Pedro J. Ramírez que su fuente, en aquel caso y en otros similares, había sido, ¡atención!, el general Sabino Fernández Campo, a la sazón Jefe de la Casa del Rey.
Aquella confesión puso en marcha de inmediato el relevo de Sabino al frente de la Casa del Rey. La relación causa efecto fue inmediata. El recientemente fallecido Sabino era ni más ni menos que "un traidor". Tanto que don Juan Carlos, cogido de improviso, aceptó como sustituto a un hombre que no sólo no conocía, sino que ni siquiera sabía que existía, pero que llegó avalado por el respaldo total del propio Conde y de Colón de Carvajal: Fernando Almansa, que no tomaría posesión de su cargo, sin embargo, hasta enero de 1993. Es decir, que Conde y Prado-Colón de Carvajal se chivaron al rey, utilizando a Pedro J. Ramírez, para echar a Sabino y poner a un amigo suyo: Almansa.
Sabino ha reconocido sin ambages su participación en este y otros episodios, el más notable de los cuales fue la publicación, también en el verano de 1992, de un polémico viaje del Rey a Suiza, incógnito total…. "Bueno, es cierto que alguna vez he comentado de rondón con Alonso Manglano (responsable del CESID), que, de vez en vez, no está mal darle un toquecito al Rey”, ha dicho Sabino.
www.elconfidencial.com
Creo que Sabino, al final, se sintió desdeñado, mal tratado por el rey. El título nobiliario que recibió fue como echarle, poniéndole una alfombra. A Sabino le pediría el cuerpo “contar” todas las bajezas de la real casa y del real inquilino, lo que hubiera sido un regodeo nacional y el fin de la “sagrada” institución monárquica.
Pero Sabino hizo lo que tenía que hacer: callarse. Desde entonces se ha hecho “el longuis”. Desde que dejó la Zarzuela ha estado resentido. Su Asturias de praderas verdes con vaquitas y la señorial Vetusta le habrán suavizado el sufrimiento.

Prudente y discreto hasta el final. Aunque… ¡Quién sabe, a lo mejor, dentro de unos años salen sus memorias, dejando con el culo al aire al rey! ¡Ojala!

¡Qué buen vasallo, si hubiera habido un buen señor!

(Lean, lean “Sabino Fernández Campo, la sombra del rey”, los 10 mejores libros sobre el 23-F, las memorias de algunos personajes de entonces y algunos artículos actuales a raíz de su muerte)