8 nov 2009

La caída del Muro de Berlín

Era la noche del 12 al 13 de agosto de 1961. Sin previo aviso, en sólo aquella noche se construyó todo el llamado “muro de Berlín”, excepto una pequeña parte. La operación estuvo fuertemente vigilada por 5.000 miembros de la policía fronteriza alemana, 5.000 miembros de la Volkspolizei y 4.500 miembros de las brigadas socialistas, además de tropas soviéticas, listas para un posible combate en el lugar. Todos los medios de transporte entre ambos Berlines quedaron cortados. Según el propio Ministerio de Seguridad Nacional, en la primavera de 1989 el muro estaba formado por: 41,91 km de muro de una altura de 3,60 m., 58,95 km de muro prefabricado de una altura de 3,40 m., 68,42 km de alambre de espino con una altura de 2,90 m., 161 km de calles iluminadas, 113,85 km de vallas, 186 torres de vigilancia, 31 puestos de control. De la frontera de 156,4 km de Berlín Oeste, 43,7 km colindaban con Berlín Este y 112,7 km con Potsdam, 64 km de del recorrido estaban en áreas edificadas, 32 km en zonas boscosas, 37,95 en descampados y 37,95 km en ríos y lagos. Se le llamó “El Muro de la Vergüenza” ¡Qué locura!
Nunca se supìeron los detalles de las instalaciones, bajo secreto militar. Las tropas fronterizas guardaban silencio, porque podían encontrarse con un agente de la Stasi, policía secreta. Cualquiera que se interesara por las instalaciones del muro se arriesgaba, al menos, a ser arrestado y condenado a prisión por planificación de evasión. Además, estaba prohibido visitar la zona sin una autorización especial.
El muro se mantuvo en pie 28 años y 26 días hasta el 9 de noviembre de 1989. Nada menos que 270 personas perdieron su vida, intentando pasarlo. En el fondo, la caída del muro se debió a la política de reestructuración (perestroika) y de transparencia (gladsnot) del sistema comunista de la URRS, llevada a cabo por Gorbachov, presionado por el acelerón armamentista durante la presidencia de Reagan, que la URSS no podía soportar por el déficit económico y tecnológico que arrastraba.
Mientras que para la URSS, los Estados comunistas del este de Europa eran una carga, para estos la presencia y tutela de la URSS era una imposición. El COMECON, intento de integración económica, hacia aguas frente al dinamismo, desarrollo y expansión de la Comunidad Europea (CE) en Europa Occidental. La teoría e ideología que sustentaba el sistema comunista en los países del este se contradecía con la dura realidad. A principios de los años 80 el comunismo resultaba insostenible. Gorbachov abrió una nueva perspectiva hacia un comunismo distinto, decidió no intervenir en asuntos internos de los países de su bloque, dejó la puerta abierta a los que se quisieran ir y como consecuencia estos países quedaron, por un lado, liberados, pero, por otro, desprotegidos. Empezaba el “Sálvese quien pueda”.

En la República Democrática Alemana (RDA), al contrario que otros países, que suspiraban por abandonar el comunismo, su dirigente, Honnecker, no quería innovaciones, que si quería la población. Los alemanes del Este y sus dirigentes se separaban por momentos. Los dirigentes de Alemania del Este quedaron solos, huérfanos, sin el respaldo de la URSS, pero también sin el respaldo de sus propios ciudadanos.
Los alemanes del este, como los habitantes de otros países comunistas, empezaron a emigrar a Occidente, pero, al contrario que ellos se lo impedía el muro. La asfixia de los alemanes occidentales aumentó sus ansias de huída. La solución fue hacerlo a través de la frontera entre Hungría y Austria. Catervas de alemanes abandonaban Alemania del Este…

Cuando el 9 de noviembre las autoridades anunciaron que no habría restricciones a la emigración, muchas personas fueron hacia el muro, los guardías abrieron las puertas de acceso a Alemania Occidental y posibilitaron el paso.
Las radios y televisiones dieron la noticia y miles de personas franquearon el muro sin problemas. Los alemanes de ambos lados se abrazaron y los bares próximos ofrecieron cerveza gratis. La euforia se apoderó de Berlín. Todo el mundo pudo ver en tiempo real lo que ocurría.
Ocho meses después Roger Waters con la participación de van Morrison, Scorpions, Faithfull, The Band, Bryand Adams y otros conmemoraron el acontecimiento con un espectáculo.

Hoy ya es pasado, pero 1989 quedará como una fecha, que marcará periodos históricos en el futuro

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