5 detenidos, 37 imputados y 4 dimisiones son las víctimas sacrificadas con sede en la zona metropolitana del noroeste del Gran Madrid con ramificaciones en Valencia y, ¡cómo no!, en la gilera Marbella.
Cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, fraude fiscal son los cargos del tenaz juez superestrella, Garzón.
El cabecilla, un tal Correa, astuto empresario, hábil organizador de actos peperos, amiguísimo del yerno de Aznar, Agag, testigo de su boda al lado del siempre estirado Berlusconi. Este pájaro se arrimó al árbol del poder, buscando una sombra protectora.
Leo, que se movía por los pasillos de Génova como pez en acuario familiar, estrechando manos, palmeando espaldas y sonriendo dientes. Leo que se ofrecía para llevar a sus domicilios a dirigentes pesados en su coche gama-alta, que, chulete, satisfechín, campechano, machista, piropeaba a las peperas más macizas. Su pelo estirado para atrás recuerda a los falangistas de los años treinta.
¡Chorizos grasientos! Estos colesteroles necesitan una ley que les enchirone y les deje en calzoncillos económicos.
¡Votantes, meted la papeleta blanca el día en que el pueblo soberano ejerza la democracia y haced acopio de huevos podridos y tomates blandos, por si ocurre espachurrarlos con estos embutidos rojos de Camtimpalos!
¡Chorizos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario