26 jul 2009

Julen Madariaga y ETA

Julen Madariaga en unas declaraciones a “DEIA”, el periódico nacionalista del PNV, augura la desaparición de ETA "a corto o medio plazo" y señala que la banda que "nació por razones políticas, debe empezar por plegarse a la voluntad popular”, que “ no cuenta, ni con el respaldo de la inmensa mayoría del pueblo vasco, ni incluso de parte de la propia izquierda abertzale”, que “el cese de la violencia es condición 'sine qua non' para que cualquier proceso en Euskal Herria llegue políticamente a buen puerto”, pero que “tampoco debe haber victorias gloriosas por parte del enemigo, porque no facilitaría la curación de heridas". Este es un análisis claro, objetivo y contundente, que hay que tener en cuenta por ser de alguien, que conoce la organización etarra y el contexto y circunstancias actuales del País Vasco, España y Europa.
Madariaga, cuyo abuelo, Ramón, participó en la redacción del primer Estatuto de Estella de 1932, cuenta así el nacimiento de ETA, en el que participó: "Fue un proceso de varios meses, que ocurrió desde nuestra ruptura como EKIN con el PNV, la reunión de Deba en diciembre de 1958 en la que encargamos a Txillardegi, José Luis Álvarez Emparanza, buscar un nombre para la organización, el documento enviado a nuestra delegación en Caracas con las siglas nuevas, hasta la carta remitida al lehendakari Aguirre y fechada el 31 de julio de 1959, día de San Ignacio, en la que se le informa de la creación de Euskadi eta Askatasuna (ETA)".
Junto a Txillardegi, los otros cinco fundadores de ETA fueron José Manuel Aguirre, José María Benito del Valle, Alfonso Irigoien, Iñaki Larramendi y Rafael Albizu.
Al principio se dedicaron a labores de captación y de propaganda, con pintadas de ikurriñas, reparto de pasquines o intercambio de libros entonces prohibidos. Las primeras acciones violentas fueron la colocación de explosivos en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, en el Gobierno Civil de Vitoria; incendios en las redacciones de los diarios Alerta y Hierro en Santander y Bilbao y el intento de descarrilamiento de un tren lleno de falangistas que se dirigía a San Sebastián para conmemorar el XXV aniversario del Alzamiento Nacional del 18 de julio. Esta última acción fue una chapuza en la que los activistas se limitaron a aflojar los tornillos que sujetaban los raíles en una curva suave a la salida de Lasarte, donde el tren no circula a más de 25 kilómetros por hora; pero el maquinista lo vio a distancia y paró el tren.
La policía, movilizada por la presencia de Franco, que estaba veraneando en esos momentos en la capital guipuzcoana, multiplicó las detenciones y Madariaga fue arrestado, cayendo en manos del comisario Melitón Manzanas, antes de pasar seis meses en la prisión de Carabanchel.
A su salida de la cárcel acudió a la I Asamblea de ETA en mayo de 1962 en la abadía benedictina de Nôtre Dame de Belloc, donde se redactaron los principios fundacionales y la orientación de ETA. "El nacionalismo de Arana nos resulta antiguo y reaccionario, la democracia cristiana queda a la derecha y la moral católica no permite más que luchar con las armas en la mano en guerras convencionales", escribieron.
Comenzaba así la trágica historia de la organización terrorista, que se cobró su primera víctima mortal en 1968, contestando a la muerte de su dirigente Xabi Etxebarrieta en junio de ese año en un tiroteo con la Guardia Civil. ETA decidió semanas más tarde matar al comisario Manzanas. Fue el inicio del reguero de cerca de 1.000 muertos muertes en 50 años. El balance de ETA es escalofriante.
Pues bien, 50 años después, Madariaga, el polémico, criticado y contradictorio fundador de la organización, reconoce que ha dado un giro importante a sus planteamientos. El cambio se produjo con el atentado contra el concejal Gregorio Ordóñez en 1995. “Para mí, aquel atentado demostró que la brújula de la dirección etarra había enloquecido”.
Julen Madariaga, Patxi Zabaleta, Begoña Garmendia y otros, ahora militando en ARALAR, criticaron duramente el atentado contra el dirigente popular y en una declaración posterior afirmó que "toda acción armada, sea contra quién sea, no es aceptable, la lucha armada es negativa para nuestros planteamientos independentistas". Abandonó HB cuando se confirmó que ETA era la autora del atentado y no lo condenaba.
A pesar de todo, sigue siendo nacionalista, independentista, pero pretender conseguirlo por métodos democráticos. Un ejemplo para los que fueron sus colegas.
Hoy Herri Batasuna “no tiene cojones para despegarse de la tutela de ETA y sus pistolas", concluye.
Este ex-etarra tiene toda la razón.

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