20 dic 2009

Sin acuerdo en Copenhague

La Cumbre de Copenhague se ha clausurado, pero sin un acuerdo “a lo grande”. 193 países no han sido capaces de llegar a un compromiso serio. El final ha sido caótico y vacío, tras 2 semanas de tanteos. Sólo han firmado una “nota informativa”, que incluye la oposición de los países bolivarianos de Latinoamérica.
En Copenhague se ha hablado de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, para que la temperatura no suba 2º “a largo plazo” y ha habido el típico “toque solidario”, que, en este caso, consiste en que los países desarrollados aportarán 30.000 millones de dólares en los próximos 3 años y 100.000 millones hasta el año 2020 a los países en desarrollo para ayudarles a limitar sus emisiones y facilitarles su adaptación a los efectos del cambio climático. Que nadie se ilusione, porque el acuerdo no es vinculante y China, el país más contaminante, se niega a aceptar controles e inspecciones.
Durante la Cumbre planeó el fraude del “Climagate” o falseamiento de datos y no faltaron ante la sede las manifestaciones extravagantes e inútiles de los “antisistema”, frente a los acorazados guardias de seguridad.
¿Ha sido una cumbre inútil?
Por un lado, ha sido bueno que se hayan reunido y queden para hacerlo de nuevo el próximo año en Méjico, pero no ha satisfecho las expectativas generadas. Los países desarrollados han defendido sus propios intereses, aunque hayan dado ayudas caritativas para quedar bien y porque esperan encontrar en ellas algún beneficio. ¡Limosnas al fin y al cabo!
Pero, ¡tranquilos! Ante el cambio climático, que está siendo constatado como cierto, no tenemos que ponernos nerviosos, porque no es inminente, sino lento. Pasarán muchas generaciones y el hombre no podrá evitarlo, si se produce a nivel cósmico. Desde su origen el Universo está cambiando. El tiempo de vida de un hombre es insignificante, además el hombre poco puede hacer por evitarlo, solamente no acelerarlo.

Así es que, en el fondo, esta preocupación y solidaridad es un camelo caritativo e interesado a medio plazo.Quienes más pueden hacer para no acelerar el cambio climático son los que más poder y medios económicos tienen. ¡Que empiecen ellos! Comparemos al gobierno de EE.UU. con el de Somalia o a los propietarios de la petrolera Aramco o de la British Petroleum con los campesinos de una tribu ecuatorial.
Dinero, hipocresía, ñoñería, demagogia… Zapatero, por su parte, más papista que el Papa, en 8 minutos de discurso quiso ser el “campeón del cambio climático” y nos descubrió que “la Tierra es propiedad del viento”. ¡Vaya! ¿Dónde lo habrá leído, quien se lo habrá dicho? ¿Le gustan los aerogeneradores de energía eólica o tuvo una iluminación cósmica?
Mientras va cambiando el clima, va creciendo el progreso y mejora la calidad de vida, aunque no al mismo ritmo en todos los sitios. Siempre ha sido así y así seguirá siendo. También ha habido siempre demagogia.
Lo que sí hace falta es concienciación social e individual y un mejor comportamiento ético, sin embargo, a pesar de que no es así, el hombre aprende y sabe adaptarse a los cambios. ¡Ya se encontrará alguna solución, cuando será rentable, claro! Como siempre.
La Cumbre de Copenhague ha finalizado: 10 días de bla, bla, bla, de mucho ruido y pocas nueces. Todo a gastos pagados y a mesa puesta. ¡Qué bien!
Al año que viene otra vez en Méjico

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