¡Qué creatividad! Es un claro ejemplo de interacción entre el burro y el hombre: el burro aportará "instinto y ritmo" y el hombre proporcionará "creatividad, pasión y lógica". Ambos se convertirán en compañeros "inseparables" por unos días, enriqueciendo su personalidad mutuamente.
En el fondo, se trata de hacer ver la lucidez de los burros, de que los burros no sólo son animales de carga, como siempre, de que no sólo llevará los aparatos. ¡Pobres burros! Siempre los han utilizado para llamar la atención, hacer atractivas las noticias, pero en este caso, el burro colaborará activamente para comparar la modernidad digital con la eterna estupidez de sus antepasados. ¡Cómo se reían antes de los burros! ¡Claro, eran burros!
La colaboración de “Minuto” también -¡piensa mal y acertarás!- está en relación con la digitalización de las aulas: es una forma de decirles a los niños que “hasta los burros aprenden”. Esto supone un moderno avance respecto a aquella práctica que consistía en ponerle al más torpe de la clase dos orejas de burro, de cartón, claro, obligándole a dar un “paseíllo” delante de todos, que a coro le reiteraban “Burro, burro …” Quizás a quien hay que ponerle las orejas es al Ministerio de Industria por conceder la subvención y al de Educación por “burro”.
En fin, que dejen al “burrino tranquilo en el prao con su burrina y con les vaques asturianes”, porque va a salir traumatizado y tendrá que ir al psicólogo, o a lo mejor quien tiene que ir es el tal Bettini.
En el fondo, se trata de hacer ver la lucidez de los burros, de que los burros no sólo son animales de carga, como siempre, de que no sólo llevará los aparatos. ¡Pobres burros! Siempre los han utilizado para llamar la atención, hacer atractivas las noticias, pero en este caso, el burro colaborará activamente para comparar la modernidad digital con la eterna estupidez de sus antepasados. ¡Cómo se reían antes de los burros! ¡Claro, eran burros!
La colaboración de “Minuto” también -¡piensa mal y acertarás!- está en relación con la digitalización de las aulas: es una forma de decirles a los niños que “hasta los burros aprenden”. Esto supone un moderno avance respecto a aquella práctica que consistía en ponerle al más torpe de la clase dos orejas de burro, de cartón, claro, obligándole a dar un “paseíllo” delante de todos, que a coro le reiteraban “Burro, burro …” Quizás a quien hay que ponerle las orejas es al Ministerio de Industria por conceder la subvención y al de Educación por “burro”.
En fin, que dejen al “burrino tranquilo en el prao con su burrina y con les vaques asturianes”, porque va a salir traumatizado y tendrá que ir al psicólogo, o a lo mejor quien tiene que ir es el tal Bettini.
Si alguien quiere ir a Asturias y perderse, que compre el mapa resultante o, quien sabe, a lo mejor el “Servicio Geográfico Nacional” le compra el burro a Bettini.
Una confidencia sin que nadie se entere: En el casting para escoger el burro no estaba ZP, porque llega a estar…
Toda una asnada, burrada, mamarrachada…
Una confidencia sin que nadie se entere: En el casting para escoger el burro no estaba ZP, porque llega a estar…
Toda una asnada, burrada, mamarrachada…
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