18 sept 2009

La roca lunar

El 7 de diciembre de 1972 el Saturno V lanzaba hacia la luna al cohete Apolo XVII. Aquella fue la sexta y última misión de alunizaje y en ella iba también el último hombre que hasta ahora ha pisado la luna, el comandante Cernan. Sus tres paseos espaciales a pie y otros tres en un “rover lunar” duraron 71 horas a lo largo de 35 kms. por el Mare Tranquilitatis y el Mare Serenitatis. Volvió al módulo con 110 Kg. de suelo lunar y la famosa fotografía de la Tierra, hoy llamada “la canica azul”. Como aquellos “pedruscos”, una vez analizados, no tenían ningún valor científico, un año después, el presidente Nixon se dispuso a mandarlos en trocitos a sus amigos. Fue Kissinger, su Secretario de Estado, quien le envió una muestra a Carrero Blanco con esta dedicación: "Este fragmento es una porción de una roca del valle de la luna Taurus-Littrow. Se entrega como símbolo de la unidad del esfuerzo humano y lleva con él la esperanza del pueblo americano de un mundo en paz", según aparece escrito en la placa entregada junto con la roca.

Es que España había participado en el seguimiento orbital desde la estación astronómica de Fresnedillas (Madrid).
La viuda de Carrero la guardó, pero su hijo la donó al Museo Naval, harto de verla rodar por las estanterías, “like rollig stone”.
Como aún le quedaba al presidente Richard más material lunático inútil, le mando otro trocito al “caudillo” de España, para que no sintiera envidia de la donación a su fiel Carrero. Fue el embajador de USA, quien se lo entregó con una placa, que incluía una dedicatoria al pueblo español, en El Pardo, en una recepción muy ceremoniosa y rimbombante. Franco se lo quedó, considerándolo como un regalo personal.
Tras fenecer el “generalissssssssimo”, su yerno Cristóbal Martínez-Bordiú se encaprichó de la roca selenita y a principios de los años 90, como cuenta alguien próximo a la familia, que después se hizo “rojillo”, intentó venderla en la casa de subastas londinense “Sotheby´s”, pero, como le daban poco dinero no la vendió.

Hace unos días, Francisco, nieto de aquel “salvador de la patria”, ha dicho que el “canto” lunar, que era de su abuelo, no del Estado –“porque si te dan algo es para ti” o “santa Rita, Rita, Rita lo que se da…."- lo perdió su madre en un inocente despiste, porque…”como tiene tantas cosas y tantas casas, lo ha debido extraviar”.

Hay que decir que Carmencita, la hija del “jefazo” debe ser muy olvidadiza, pero que en 1978, como publicaron los medios de comunicación fue denunciada por contrabando, cuando pretendía viajar a Suiza, cargada de condecoraciones y medallas históricas, que había recibido su padre, como Jefe de Estado.
Este fin de semana el Museo Naval abrirá sus puertas al público para que los ciudadanos españoles y de otro país puedan ver el patrimonio que guarda y, entre sus valores artísticos e históricos, la única piedra lunar que hay en España, donada por los Carrero, porque la que “tenían” los Franco se ha perdido por cualquiera de sus casas. Estarán pesarosos de haber perdido “su” reliquia sideral, auténtico “souvenir” espaciual.

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