23 ago 2009

El Club Bilderberg

Cuando preparaba la selectividad el último curso de Bachillerato, al final del franquismo, el profesor de Filosofía nos decía que debíamos informarnos de todo, que leyésemos cualquier clase de libro, porque si era malo lo dejaríamos y si era bueno nos ayudaría. Lo importante era informarse y tener capacidad para adquirir opinión propia y personal respecto a lo leído.
Él nos animaba a leer a Marx y se le hacía la boca agua cuando hablaba de la “emancipación del proletariado”. Aquel “pro”, sílaba labial explosivo-sonora , mitificaba a la clase baja revolucionaria. Yo me imaginaba a las muchedumbres con la hoz y el martillo, machacando a los cerdos capitalistas.


No es de extrañar que, al año siguiente, en la Facultad entrara a leer las clandestinas obras de Marx: “La ideología alemana”, “Contribución a la crítica de la economía política”, “El 18 de Brumario”, “El origen de la familia, la propiedad y el estado”… Un día un compañero de clase llevaba en su mochila los tres tomos de “El capital”. Me lo dejó, empecé a leerlo, pero no pasé del primer capítulo. Imposible. Ya no leí nada de Marx en el futuro.

Hace unos días leí el libro de Daniel Estulin “La Historia definitiva del Club de Bilderberg”. Ya había oído del tal Club, como antes de la Trilateral y me picó la curiosidad.
Resulta que en 1954 algunos personajes importantes del mundo se reunieron en el Hotel Birderberg, en Oostgenback (Holanda) para debatir sobre el futuro del mundo y decidieron reunirse una vez cada año. Así nació el “Club Birderberg”. Solo acuden invitados de relevancia, como Clinton, Rockefeller, Merkel, Chirac, Rumsfield, Kissinger, Blair, reina Sofía, princesa Cristina, presidentes de Cocacola, Gerneral Motors, Novartis, Nokia, Motorola, British Petroleum, Chase Manhattan Bank, American Express, France Telecom, Deutsche Bank, Microsoft… De España han acudido Rato, Cebrián, Almunia, Solbes, Borrel, Solana, Loyola de Palacio, Inciarte… Todos auténticos “pata negra”.
Es una institución oficial, no secreta, pero sus debates y decisiones son a puerta cerrada, no transmiten comunicado alguno. Los temas de las reuniones son el uso de las fuentes de energía, petróleo, nuclear, los movimientos migratorios a escala mundial, la productividad y conflictividad laboral, las guerras, el comercio mundial…
Resumiendo, según el experto autor, el objetivo de fondo es el “Dominio del Mundo”, el mercado único globalizado, controlado por un Gobierno Mundial Único, vigilado por un Ejército Mundial Unido, regulado por un Banco Mundial y habitado por una población controlada para trabajar, descansar procrear y consumir. Un ordenador global supervisará todos los comportamientos de la población… “El narcotráfico, las guerras, la música, la moda, la tecnología nos los crean, nos los venden, nos entretienen y nos explotan”. También nos crean enemigos como los terroristas de AlQeda, los países del “Eje del Mal” con sus armas de “destrucción masiva”…
El autor del libro, al final, se muestra optimista y cree que la Humanidad se irá concienciando y evitará acabar en este cruel destino. ¡Menos mal! El autor es el ¨mesías, el redentor” de las muchedumbres al borde del abismo. Sin duda es un escritor muy listo. A mí me parece que el propio Club le ha encargado la redacción del libro, dándole algunos detalles distorsionados y, sobre todo, dinero. Yo me imagino estas reuniones del Club como las que hacía la masonería durante el reinado de Fernando VII en España, a oscuras, enseñando alguna identificación a la entrada, con mucho ceremonial, en una estancia decorada con algún dibujo del “rabilargo¨ en forma de macho cabrío y con brujas planeando o tirándose en picado sobre sus escobas.
También me imagino que comerán copiosamente y que el último día, a modo de despedida festiva, se despendolarán: a las damas les traerán un grupo selecto de “Boys” con mucho paquete pélvico y tableta estomacal –imagínense la Merkel y Sofía acuchándoles- y para los caballeros selectas “señoritas”, como las que entretienen a Berlusconi.
Aplicando las enseñanzas de mi profesor de Filosofía le he pasado el libro a mi vecino y para impactarle se lo he llevado de noche, a oscuras y sin hacer ruido, porque sé que le gusta la literatura mágica de los cátaros, los templarios, la sociedad de Thule, el Santo Grial y las películas como “El mago de Oz” y “Scalibur”. Se lo leyó el fin de semana y el domingo, al anochecer, pinchó mi timbre de la puerta y me presionó insistentemente para empezar a hacer algo, porque “vamos a acabar en la esclavitud” y que “hay que desenmascarar a quienes nos gobiernan”. Son los efectos de un libro escrito con intencionalidad y leído por un desintencionado.


Yo le preparé una tila y le aconseje que leyera “El Lazarillo de Tormes”, "Rinconete y Cortadillo” y "Alicia en el país de las maravillas”, para compensar el efecto negativo del dichoso libro, que le había distorsionado aún más sus desordenadas ideas.
Él me echó en cara que yo era un escéptico, jocoso, frívolo y que tomaba todo en tono festivo y de cachondeo. Yo le dije que llevaba toda la razón.
La verdad, confieso, que no he leído el libro, sólo una reseña y lo que trae la Wikipedia sobre tal Club.

Es bueno informarse sobre el Club Bilderberg. El autor del libro tiene derecho a ganarse unos dinerillos, pero mejor no lo compren, no lo lean, vayan a la Wikipedia, que es gratis. Es suficiente para hacerse una idea.
Siempre aprendiendo como decía mi profesor y como está haciendo mi vecino.

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